domingo, 3 de junio de 2012

Sera verdad que otro El Salvador es posible.


Sera verdad que otro El Salvador es posible.


En nuestro caso cuando preguntamos si otro mundo es posible, entendemos si es posible que exista otra forma de vivir: como familia, como sociedad, como pueblo; porque los que hemos nacido en El Salvador probablemente no nos damos cuenta que somos el país de este continente y llamado el pulgarcito de América, por ser territorialmente pequeños (solo algunas islas del mar Caribe son más pequeñas).  

Somos densamente poblados, parecidos a Japón o New York o México, en cuanto número de ciudadanos, pero no en comparación, con el desarrollo, ni con el progreso que ellos tienen.  

Somos deforestados, nos acusan de ser el país más violento de Latinoamérica o del mundo (leámoslo así, porque los que publican noticieros les gusta exagerar, para que nos sintamos con culpabilidad).  

Además hemos tenido una guerra de Liberación Nacional de la que todavía no nos reponemos, hoy la derecha política y económica se ha fortalecido, especialmente porque las organizaciones populares no se reconstruyeron después de la guerra: los campesinos, los obreros, los estudiantes, los profesionales y otros sectores que históricamente desempeñaron un papel de combate, en defensa de los derechos de los trabajadores, hoy se han sustituido de modo engañoso,  POR DIRECTIVAS, ADESCOS Y OTROS GRUPOS que no tienen la capacidad de ser defensores o representantes de la clase oprimida.  Por ahí podremos irnos y encontraremos una historia honrosa que hoy por hoy es difícil de identificarla.  

Por todo eso, aunque por el voto, el pueblo logró sacar a ARENA del gobierno, no se  logró quitarles el poder como representantes de una clase oligárquica, prepotente, que con su influencia ataja el avance de las exigencias de las mayorías; sin duda que en este gobierno tenemos cosas buenas, pero no tenemos cosas nuevas.          

Los cambios se dan cuando hay cosas nuevas, porque para mantener la misma situación, nos dan más de lo mismo con cara de cosas buenas.  Es tan grave la situación en el país: económica, social y política en que vivimos y hemos vivido, que con bondades gubernamentales nos confunden y mantienen  como pueblo mayoría: en conformismo.



Es por eso,  conociéndonos, debemos preguntarnos y también afirmar que otro mundo es posible.
 

Siempre, en El Salvador, hemos vivido un SISTEMA CAPITALISTA, donde el consumismo, el lucro y acumulación de la riqueza en pocas manos ha sido natural y normal. 

¿Sera posible que exista otro sistema político donde el pueblo tenga oportunidad de organizarse y gozar de mejores condiciones sociales, económicas, políticas?  Solo hemos experimentado y vivido un sistema capitalista: aceptamos como cosa natural la actuación guerrerista, conquistadora, invasora, armamentista de Estados Unidos, y vemos como natural la militarización del país.  

Solo conocemos el capitalismo, vemos natural la comercialización de la vida humana, que es la emigración, la venta y entrega de nuestra naturaleza: a las compañías mineras, a las transnacionales, que hacen represas en los ríos y vendan el producto llamado  electricidad.  Nos parece lo más natural que los gobiernos firmen Tratados de Libre Comercio y hagan prestamos internacionales con los que cada vez nos hipotecan más.   

Nos costará aceptar que tenemos visión y pensamiento capitalista, por eso nos parece natural que se nos diga que es bueno y necesario que vengan del extranjero capitalistas  a “INVERTIR”,  para que nos den trabajo o empleo, que vengan y ofrezcan lo mínimo del salario, sin seguro y sin pensiones.   

Como capitalistas nos parece normal que se nos quite o se nos dé lo que llaman subsidio (cuando en verdad es el impuesto que pagamos el que subsidia al gobierno y al Estado).  Nos quitan beneficios sociales y existe la corrupción tanto en funcionarios privados o estatales como en el ejército o cuerpos policiales. 

Nos parece normal que se construyan residenciales y autopistas pagadas por dinero capitalista aunque se destruya el medio ambiente.  

El Salvador cada vez más parece un pequeño desierto.  Lo más deforestado, Nos parece natural todo lo que hacen los de arriba, es normal y es natural, que digamos: ya lo determinó  el gobierno, eso viene de arriba y lo van hacer…  

con todo esto todo, por todo esto será posible, quizá, tal vez que reflexionando a fondo, con inteligencia, voluntad y corazón luchemos por otro mundo, donde sea posible un mejor estilo de vida, por otro El Salvador como Dios quiere?

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