sábado, 9 de febrero de 2013

Reflexión sobre la realidad que se vive. Primer Editorial del Boletín La Luciérnaga




Al comienzo de cada año es normal escuchar, expresiones como ¡Que tenga un feliz año…! ¡Feliz año nuevo! ……

Estas formas de decir, son costumbres. Lastimosamente la costumbre muchos veces se vuelve repetitiva… perdiendo así el sentido profundo del significado de las palabras usadas.   

¡¡¡Feliz año… Feliz, Feliz, Feliz…!!!  La felicidad es uno de los bienes más ansiado por el ser humano, pero no puede ser comprada ni en el mercado, ni en la bolsa de valores, ni en los bancos… No entra en la categoría del mercado mercantilista.

El sistema neoliberal ha sido capaz de crear una formidable industria de la diversión, funciona las 24 horas.   

Actúa en forma combinada con la publicidad, que sostiene la cultura del consumismo.  Esta cultura, hace creer que uno es feliz cuanto más consume.  Así hace perder el sentido profundo de la palabra felicidad.

Pero siempre hubo y hay personas que saben que la felicidad no cae del cielo, pues debe lucharse por ella.  

Todo el que quiere construir su felicidad individual, debe ser el artífice, el constructor de la felicidad de todo el pueblo.   

Cuando seamos forjadores  de la felicidad de todos, con más fuerza lo seremos de  nuestra felicidad personal.  Esto es el revés de lo que propone el sistema capitalista.

Hubo y hay personas que lucharon porque le dolía ver tantas injusticias sociales, tantos atropellos a los Derechos Humanos, tantos abusos a sus hermanos hasta dar la vida.  

Vivieron la felicidad con dimensión política comunitaria para lograr una sociedad más justa y más fraterna. 

Este proceso que se inició debe continuar…   Como los que nos procedieron en la lucha, en la búsqueda del bien común para encontrar la felicidad, se pusieron preguntas sobre la realidad que vivían, nosotros también tenemos que preguntarnos: ¿Cómo ser felices en un mundo globalizado, en un mundo insolidario, inhumano, injusto? ¿Quiénes son los responsables de eso?  ¿Qué hacer para dar vuelta a la tortilla?  

Debemos entonces estudiar para entender los mecanismos que provocan todo eso, saber cuál es la ideología del capitalismo que está sacrificando a nuestros pueblos y a la naturaleza.

Saber dar nombre y apellidos a los causantes de estas injusticias sociales, y tomar compromisos claros y concretos para cambiar El Salvador.  Nosotros somos los artífices de nuestro futuro y por ende de nuestra felicidad.

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