jueves, 23 de marzo de 2017



37 Aniversario del asesinato de 
Mons. Oscar Arnulfo Romero 
(24/03/1980 a 24/03/2017)
Romero, es un profeta del pueblo: de la verdad, de la liberación…      
Trozos de sus Homilías.

La unidad de la historia profana y la historia de la salvación.
“La historia de El Salvador, con sus próceres, con su política, con sus propias lacras, con sus propias cosas buenas, con sus preocupaciones, es la historia de los salvadoreños y en esa historia de los salvadoreños es donde Dios quiere encontrarse con los salvadoreños y salvarlos.  La Iglesia, como Reino de Dios en esta tierra, ama esa historia, ama a la Patria más que ningún otro”.
(Hom.07 agosto 1977)

Dios quiere su Reino en esta tierra.
“¡Que hermoso sería la fe y la esperanza de los cristianos si se tradujera, no sólo en oración individual, sino también en esta proclamación pública, de que Dios quiere su reino en esta tierra!   Yo quisiera que todos mis queridos hermanos sacerdotes, religiosos, colegios católicos, comunidades cristinas parroquiales, viviéramos esta certidumbre de nuestra fe y de nuestra esperanza”       
(Hom. 7 agosto 1977).

¿En qué consiste, pues, la paz?
“La paz consiste en la sintonía con el plan de Dios.  Cuando una vida, una familia, un pueblo, está en sintonía con la voluntad de Dios, allí hay paz verdadera.  La paz verdadera – y en mi pastoral quiero recalcar este concepto – es cuando la historia de los hombre refleja fielmente la historia de salvación” 
                (Hom. 14 agosto 1977)

Seamos micrófonos de Dios.
“Hay algo que no se puede callar: la conciencia de un pueblo que lleva como micrófono de Dios, la obligación de proclamar aunque no haya emisoras, a todas partes, la libertad del mensaje de Cristo para promover los hombres, para hacerlos verdaderamente hijos de Dios… Cada católico tiene que ser un mártir, un testigo del mensaje que Dios tiene que proclamar libre, ante los hombres”
(Hom. 27 nov. 1977)

La sociedad cristina que Dios quiere.
“No hay personas de dos categorías.  No hay unos que han nacido para tenerlo todo y dejar sin nada a los demás, y una mayoría que no tiene nada y que no puede disfrutar la felicidad que Dios ha creado para todos.  Esta es la sociedad cristiana que Dios quiere, en la que compartamos el bien que Dios ha dado para todos”    
(Hom. 16 Dic. 1979)

No traicionemos la verdad.
“Cuidado hermanos, no quisiera en Quezaltepeque ningún traidor de la Verdad sino hombres y mujeres firmes en su Verdad, como los mártires, aunque nos quiten la vida.  Esta es la verdad: Dios nos dará la vida eterna a cambio de la vida que perdemos en la tierra” 
(Hom. 19 dic. 1977, Quezaltepeque)

Trabajemos por la paz.
“Hermanos, esta es una hora en que Dios quiere muchos hijos suyos trabajando no por la violencia, sino por la paz; haciendo que la paz no sea simplemente apariencia sino que sea obra de la justicia y del amor” 
(Hom. 29 enero 1978)




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