domingo, 8 de julio de 2012

Sobre el golpe en Paraguay.



Desde la conquista, la jerarquía católica por ser nombrada por el Rey de España estuvo prácticamente en contra de la independencia y a favor del poder temporal representado por el rey, esta todavía hoy es aliada del poder temporal de los gobiernos.

Es una jerarquía que dá la espalda a los problemas del pueblo, y esta encerrada en si misma a pesar de todo lo dicho y escrito en el Concilio Vaticano II.

Se habla mucho de golpes de Estado, no se habla de golpes que los gobernantes dan contra los pueblos.

A propósito del golpe a la democracia en Paraguay, para reafirmar lo dicho antes, hemos encontrado lo que Pablo Richard escribió sobre lo sucedido en  Paraguay.

El Nuncio Apostólico en Paraguay,
¿representa al estado Vaticano o al papa?
 Pablo Richard, sacerdote – teólogo del DEI – Departamento Ecuménico de Investigaciones (Costa Rica).

Los católicos en América Latina nos hemos sentido literalmente golpeados, con la rápida legitimación que el Nuncio Apostólico Eliseo Ariotti ha dado al "golpe de Estado" en Paraguay. Nos recordó también el rápido apoyo que el Cardenal Andrés Rodríguez Madariaga dio al golpe de Estado en Honduras.
El señor Franco que se proclama "presidente", contra toda ética y legitimidad democrática, se refirió públicamente al "apoyo unánime que ha tenido de la Iglesia Católica, como de los gremios y de los partidos políticos”

El domingo se celebró una Misa en la Catedral, con participación destacada del golpista Franco, junto con los representantes eclesiales y militares del país. La foto salió en muchos periódicos en primera plana.  Casi todos los gobiernos de América Latina han denunciado el golpe, o al menos han retirado sus embajadores y su apoyo político y económico.

Los católicos nos sentimos deslegitimados y ofendidos por la actitud de los nuncios apostólicos de la Iglesia Católica. Surge la pregunta si estos sectores son representante del Estado Vaticano o representantes del Papa, como jefe de toda la Iglesia, representante de la tradición apostólica, construida sobre Pedro Apóstol. No se puede engañar y jugar con la fe y la identidad católica del Pueblo de Dios, especialmente en América Latina y El Caribe.

No nos sentimos representados por un diplomático de la Jerarquía y tenemos el derecho de rechazar las opciones políticas del Estado del Vaticano, e incluso de las opciones de la jerarquía cuando son antiéticas y antidemocráticas.

Por fidelidad a nuestra identidad evangélica buena es una profesión pública de DESOBEDIENCIA CIVIL AL ESTADO VATICANO Y DENUNCIA PROFETICA A LA JERAQUIA CATOLICA QUE ENGAÑA AL PUEBLO DE DIOS CON SUS OPCIONES CLARAMENTE POLITICAS LEGITIMANDO A TODAS LAS ANTIGUAS OLIGARQUIAS QUE OPRIMEN AL NUESTROS PUEBLOS.

No somos ciudadanos del Estado Vaticano, sino miembros del Pueblo de Dios fiel al Evangelio y a la opción preferencial de los pobres.

Véase Cartas a las Iglesias de junio 2012.

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