jueves, 15 de octubre de 2015

Iglesia profética

     La Iglesia no puede callar ante esas injusticias del orden económico, del orden político, del orden social. 
Si callara, la Iglesia sería cómplice con el que se margina y duerme un conformismo enfermizo, pecaminoso, o con el que se aprovecha de ese adormecimiento del pueblo para abusar y acaparar económicamente, políticamente, y marginar una inmensa mayoría del pueblo. 
Esta es la voz de la Iglesia, hermanos. 
Y mientras no se le deje libertad de clamar estas verdades de su Evangelio, hay persecución. 
Y se trata de cosas sustanciales, no de cosas de poca importancia. Es cuestión de vida o muerte para el reino de Dios en esta tierra (Homilía 24 de julio de 1977)

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