Pacem
in Terris- Paz en la Tierra
Encíclica de la dignidad humana
Un 11 de abril de 1963 , hace 50 años
el Beato Juan XXIII, el Papa Bueno como se le llamaba, hizo un llamado a las
conciencias dado por la encíclica
“Pacem in Terris” (Paz en la Tierra), la última de los ochos escritos
por el en sus cinco años de ministerio petrino.
La encíclica resulta más brillante, si
tenemos en cuenta que fue escrita en plena guerra armamentista de los dos grandes bloques de
aquel entonces: ESTADOS UNIDOS (presidente John Fitzgerald Kennedy) y UNION
SOVIETICA (presidente Nikita Krushev).
Juan XXIII, como cabeza de la Iglesia,
firmó una carta en la que hacía un llamamiento a la paz haciendo ver la común
pertenencia de todos los hombres y mujeres, de buena voluntad, fueran creyentes
o no a vivir con seguridad, justicia y esperanza ante el futuro.
El reconocimiento de la dignidad
humana lleva a la necesidad de resolver los conflictos de nuestro planeta no
con enfrentamientos bélicos, sino sobre la base de la justicia social, el
respeto de los derechos humanos y de los deberes que de ellos se derivan.
Pedía el Papa Juan XXIII la paz entre
todos los pueblos, fundada en la verdad, la justicia, el amor y la libertad.
La encíclica, dirigida por el Papa a
todos los hombres y mujeres de buena voluntad, hacia suyo el lenguaje de los
derechos humanos, aunándolo con el mensaje evangélico de filiación divina y
hermandad e igualdad universal de la humanidad. Subrayaba
que la paz se logra con justicia, amor, libertad y solidaridad; se
frustra con los rearmes y la difusión engañadora de odios y divisiones. Se
adelantaba así unas décadas a urgir la
necesidad de conjugar el respeto a las personas y la exigencia del bien común,
en una era de la globalización social.
Esta encíclica hace una reflexión
cristiana sobre la declaración universal de los DD.HH. (ONU10/12/1948). Declaración
que en su día la Iglesia no quiso firmar por no hacer mención de Dios. Es significativo entendiendo esto, la mención
explícita de Juan XXIII a los DD.HH. en la “Pacem in Terris”
Desde una teología de “los signos de
los tiempos”, la “Pacem in Terris” llama a la construcción de la paz mediante
un orden social y económico más justo.
Juan XXIII caracterizaba tres rasgos:
en primer lugar se pone un cambio de la
percepción del ser humano.
Los trabajadores de todo el mundo,
afirmaba el Papa reclama con energía no ser reducido a una mera mercancía de
trabajo como en la sociedad capitalista.
Esta visión no puede ser aprobada
desde una perspectiva mínimamente cristiana, hay que corregirla y considerarlos
como seres humanos en todos los ámbitos de la sociedad. La reducción del ser humano a un mero objeto
de mercado es criticada por Juan XXIII.
Hoy sus palabras siguen teniendo bastante sentido dentro del contexto de
esa globalización del capital.
Otro rasgo: presencia de la mujer en la vida pública. Señala la encíclica: La mujer “ha adquirido
una conciencia cada día más clara de su propia dignidad humana. Por ello exige que, tanto en el ámbito de la
vida doméstica como en la vida pública se le reconozcan los derechos y
obligaciones propios de la persona humana”.
Es la persona frente al derecho, que
encuentra en la Biblia un lugar enorme.
También la encíclica llama a la construcción de la paz mediante un orden
internacional que responda a estos principios de dignidad.
Igual el Papa Juan XXIII, clama contra
la explotación del hombre por el hombre, también clama contra la explotación de
unos pueblos por parte de otros, clama contra el racismo y al desarme nuclear. No hay ninguna nación que quiere vivir
sometida a otra de la misma manera que no hay ninguna clase social que quiera
vivir sometida a otra.
En lo que respecta a los conflictos
entre naciones “Las relaciones internacionales, como las individuales, dice
Juan XXIII han de regirse no por la fuerza de las armas, sino por las normas de
la verdad, de la justicia y de una activa solidaridad… “resultan anacronísticas las teorías por las
cuales ciertas clases recibían un trato
de inferioridad mientras otras exigían posiciones privilegiadas a causa de la
situación económica y social o de la categoría política”.
Para Juan XXIII estos signos eran una
exigencia, sobre la base de la fe, de acción pastoral de compromiso y de
servicio a los demás.
Su mensaje es claro, contundente y
moderno. La dignidad del ser humano debe
ser el centro de todo derecho, de toda política y de toda realidad social y
económica: más concretamente la convivencia humana en paz implica el respeto y
ejercicio de los derechos naturales de las personas.
También el Papa Juan XXIII llama a la
construcción de la paz mediante un orden internacional que responda a estos
principios de dignidad.
La paz es plenitud del orden, armonía, justicia,
bienestar…
Esta tarea es enorme y requiere el
esfuerzo de todos los creyentes de todas las religiones, o sea de todos los
hombres de buena voluntad
A 50 años de la Pacem in Terris, las enseñanzas,
orientaciones de la encíclica siguen vigentes y tienen valor en la actualidad.
Es cierto, el mundo es diferente y por
lo tanto hay que repensar qué sentido tienen las palabras de Juan XXIII
ahora.
Dicha encíclica no fue simplemente un
trabajo intelectual concreto, sino fue una encíclica en clave pastoral, un
texto moderno y comprometido sobre la base de la fe.
Es significativo que la encíclica
comience enumerando los derechos humanos.
Muchos de sus aspectos fueron desarrollados en otras encíclicas sociales
de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI.
La iglesia debe estar presente, aun hoy, en las luchas favorables a los
derechos humanos. La Iglesia debe ser pro-derecho
humano y debe jugar ese papel fundamental de garante de la dignidad humana y de
respeto al género humano. Lo debe hacer
dentro de los países, exigiendo
relaciones laborales dignas, respeto a los derechos humanos y promocionando
aquellos sectores perjudicados de
nuestra sociedad. En el orden
internacional defendiendo siempre la paz.
Este es el gran aporte de la Pacem in Terris, la apuesta por la paz,
para resolver los problemas internacionales.
Una guerra no es un error político, una guerra es un pecado contra Dios
y un atentado a la dignidad humana.
En este sentido se comprende la
posición de Juan Pablo II en contra de la guerra de IRAK o la postura de la Iglesia
en tantos países como mediadora para resolver los conflictos.
El Papa Francisco dijo en el aniversario de la Pacem in Terris, que
esta encíclica debe ser estímulo para empeñarse siempre en promover la reconciliación y la paz a todo
nivel.
Pacem in Terris (Paz en la tierra) fue
el primer documento papal de la iglesia católica en tiempos del Concilio
Vaticano II que introdujo la temática política y social y marcó un antecedente
de futuras encíclicas que avanzaron sobre el concepto de que “a la paz se llega con justicia”.
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