jueves, 26 de junio de 2014

Editorial de La Luciérnaga



Todos los años tienen un 1° de junio, pero el del 2014 fue muy especial para los salvadoreños, ha sido envestido como Presidente de la Republica y 4 días después Comandante General de la Fuerza Armada de El Salvador el Profesor Salvador Sánchez Ceren del FMLN.

El Presidente Sánchez Ceren en su primer mensaje a la nación dejó bien claro los principios y valores con los que gobernará el país: honradez, austeridad, eficiencia y transparencia a las cuales se agrega una visión dialogante, concertadora, unitaria, inclusiva y participativa, con una opción preferencial por los pobres. 

Tendió la mano a todos los sectores sociales, económicos, políticos y religiosos  del país, sin excluir a nadie, recordó el sacrificio y heroísmo de miles de salvadoreños que entregaron sus vidas y que hicieron posible nuevos amaneceres.  El lema adoptado para el nuevo Presidente fue: Unidos, crecemos todos.  Esto llama a la responsabilidad de construir un nuevo modelo de país en el que impere el principio de la justicia social.

Bien hizo el Presidente Sánchez Ceren en recordar el sacrificio, heroísmo de miles de salvadoreños.  Este pueblo en medio de la lucha de clases encontró el camino pero a cambio se subió al tren del olvido paulatino del pasado, borrando su memoria por preocuparse por el día a día en medio de un vertiginoso cambio producido por la globalización neoliberal.  Esto afectó al pueblo de sus raíces y del legado de las personas comprometidas que cayeron en el proceso porque creyeron en un El Salvador diferente. 

Como en el Éxodo, dejando los “espejitos del imperio”, el pueblo salvadoreño debe ponerse en marcha retomando lo que en otro tiempo se sembró: la organización y la participación ciudadana.  El miedo paraliza no solo el cuerpo sino el Espíritu, pero el miedo solo se vence enfrentándolo.

El pueblo salvadoreño debe retomar las riendas de su vida, rescatarlas de mano de los tentáculos de los falsos dioses, superar los sinsabores de la pobreza y conectarse con su identidad de pueblo incansablemente luchador por la justicia y la liberación y conectarse con su riqueza de Espíritu de Lucha, de trabajo y de entrega amorosa al próximo.

¡¡¡ Levanta la cabeza Pueblo Salvadoreño!!! Desde tu organización  y participación sigue escribiendo con tu Presidente, el destino del país.

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