SERCOBA, fiel a su
misión de acompañar a las personas de las comunidades en forma integral, fundamenta
su trabajo en la Biblia y la Realidad.
El Dios de la vida no cambia lo que cambia es la realidad. Así que para ser fiel a Jesús de Nazareth,
siempre debemos estar despiertos como el centinela y recuperar una lectura
militante de la Biblia, como nos enseñaron los mártires.
Leyendo la Biblia con ojos nuevos.
Desde hace unas tres
décadas viene desarrollándose y consolidándose una vigorosa experiencia
eclesial a lo largo y ancho de nuestra América Latina.
A partir de parroquias
católicas y de iglesias locales de diversas denominaciones ubicadas en barrios
y poblaciones populares y rurales, surgen pequeños grupos conocidos como
comunidades cristianas.
Esto constituye en
realidad la
irrupción de los pobres en la Iglesia. Esto implica introducir una conciencia de
protesta y lucha contra las causas de la pobreza, contra la explotación y la
opresión padecidas por las clases populares.
Dentro de estas
comunidades cristianas populares o de
base, la vivencia de la fe cristiana se manifiesta en una praxis liberadora. Praxis
significa: acción transformadora de la realidad que se vive.
Esta lectura militante
promueve en las comunidades cristianas un crecimiento que tiene dos lados como
si fueran las caras de la misma moneda.
El crecimiento del
lado religioso se manifiesta en que los miembros de la comunidad van sintiendo
cada vez más que su encuentro con Dios se puede dar solo en la vida misma y
mediante una praxis para construir una vida humana más justa y fraternal. Esto hace que la oración y la eucaristía sean
momentos que infunden un espíritu de responsabilidad, resistencia y lucha
frente a las injusticias.
Poniendo así en
práctica los dos mandamientos Amar a Dios y al Prójimo (Lc. 10, 27).
Se hace una lectura
bíblica comunitaria como en las primeras comunidades. La comunidad vé la realidad,
la juzga, actúa, para transformarla y celebra la eucaristía.
El crecimiento del
lado político se manifiesta en que los miembros de las comunidades se van
sintiendo cada vez más parte de las clases populares y según opciones
personales, van integrándose a las organizaciones populares.
Todo esto
hay que recuperarlo.
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